viernes, 9 de noviembre de 2007

Las primeras parábolas

Otra vez se dispuso a enseñar a las orillas del mar. (En que mar? no tengo ni idea....)
Se reunió tanta gente que se subio a una barca y se dispusó a predicar el en el mar y los demás en tierra sentados en la orilla.
El método de enseñanza de Jesús eran las parábolas.
Una de ellas fué la del Sembrador. (´Título inventado, porque no me se cuál es su titulo)
Trataba de un hombre que salió a sembrar, unas semillas se le calleron en el camino y las aves se las comieron, otras entre las rocas al haber poca tierra terminaron muriendo, otras entre los abrojos y acabaron ahogados y otros en la tierra; algunas plantas dieron más frutos que otras pero dieron frutos.
Cuando se quedaron solos los discípulos le preguntaban el significado de algunas cosas de las parábolas.
Les explicó que a menos que se conviertan nunca podrían entender las parábolas.
Les dijo que el sembrador siembra la Palabra, los del camino son tentados por Satanás oyen la palabra pero no la escuchan, los sembrados en terreno pedregoso son los que escuchan la palabra con alegría y como sin inconstantes acaban por olvidar la palabra, los sembrados entre abrojos son los que escuchan la Palabra pero las preocupaciones y las tentaciones del mundo le hacen olvidarlas y los que son sembrados en tierra buena escuchan la palabra la acogen y la dan fruto unas más fruto y otras menos.

Les decía también: «¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero? Pues nada hay oculto si no es para que sea manifestado; nada ha sucedido en secreto, sino para que venga a ser descubierto.
Quien tenga oídos para oír, que oiga.»

Les decía también: «Atended a lo que escucháis. Con la medida
con que midáis, se os medirá y aun con creces.
Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene, aun lo que tiene se
le quitará.»

También decía: «El Reino de Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo.
La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga,
después trigo abundante en la espiga.
Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque
ha llegado la siega.»

Decía también: «¿Con qué compararemos el Reino de Dios o con
qué parábola lo expondremos?»
(Si que decía cosas Jesús eh! se iba a quedar sin saliva el pobre)

Les enseñaba a las gentes las parabolas unos le entendian otros no. Pero siempre se las explicaba a sus discípulos en privado.

Les dijo a sus discípulos que fuesen a dar un paseo en esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca.

Él estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le
dicen: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?»

Él, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla,
enmudece!» El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza.

Y les dijo: «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?»

Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: «Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?»

Mateo4 1-41

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