viernes, 9 de noviembre de 2007

Resurrección

Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamarle.(Que coincidencia dos Marías)
Y muy de madrugada, el primer día de la semana, a la salida del sol, van al sepulcro.
Se decían unas otras: «¿Quién nos retirará la piedra de la puerta del sepulcro?» (porque mucha fuerza no tendrán)
Y levantando los ojos ven que la piedra estaba ya retirada; y eso que era muy grande. (descomunal mejor dicho)
Y entrando en el sepulcro vieron a un joven sentado en el lado derecho, vestido con una túnica blanca, y se asustaron. Pero él les dice: «No os asustéis. Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí. Ved el lugar donde le pusieron. Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro que irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo.»

(resucitóó) Ellas salieron huyendo del sepulcro, pues un gran temblor y espanto se había apoderado de ellas, y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo...(normal, nadie las iba a creer)
Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios.(cuando hizo eso?)

Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes y llorosos.
Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron. (pero si Jesús se lo habia dicho....) Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco creyeron.

Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado. (es que se lo dijo....)
Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien.»

Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo
y se sentó a la diestra de Dios.

Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con
ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban.

Marcos15 1-20

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